Cada vez que me sitúo ante un soporte sobre el que he de realizar una obra, se me reproduce siempre una cierta inquietud y en parte una tensión, suma de incógnitas y desasosiego, por el hecho de situarme ante el vacío en el que dar origen a una imagen que consiga irse construyendo con una vertebración difusa y al mismo tiempo unitaria.
Al hilo de este tipo de consideraciones me atrevo a transcribir unas reflexiones de María Zambrano sobre "La unidad y la imagen" que pueden resultar aclaratorias o no, pero que a mí me resultan interesantes.
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"La IMAGEN, aun considerada en sí misma, es múltiple, aunque esté sola. La conciencia la sostiene sabiéndola imagen. Y la posibilidad se abre a su lado; podría ser diferente y es quizás así, tal como se da a ver. Su ser de abstracción no le da fijeza, más que cuando un intenso sentimiento se le une. Y entonces asciende a ser icono: el icono forjado por el amor, por el odio, por el concepto mismo, especialmente cuando la imagen encierra la finalidad. " *
.(*Maria Zambrano, "La unidad y la imagen", en su libro Claros del bosque)
